viernes, 2 de abril de 2010

Dos modelos de país: que cada quien se haga cargo del modelo que prefiere.

Por lo general, muchos (sino todos) caemos en esta despreocupada delimitación de las culpas solo hacia los sectores que ostentan el poder de turno.
Pues bien, nunca más peligrosa, esta triste modalidad de actitud cívica.

A cada golpe de estado lo hemos denominado mal, tanto por culpa de los Medios Masivos de Aniquilación, como por nuestra pasividad a la hora de tragar noticias, que hoy en día, por suerte, se va esfumando. Y digo que lo hemos denominado mal, porque lo llamamos “Golpe Militar”. El viejo Bayer ya nos enseñó: todos los golpes fueron cívico-militares. Y es así, siempre existe por detrás un sector poblacional que apoya y que apoyó los golpes de estado, y que actúan en consecuencia.

Introduzco de esta manera el texto, para trasladar esa exculpatoria forma de actuar que tienen las personas anti-K, al terreno de lo concreto, de la actuación cívica y cotidiana. El pueblo no tiene los gobernantes que se merece. El pueblo tiene los gobernantes que recibe como consecuencia de su voto y de sus decisiones, sus ideologías y sus ACCIONES CONCRETAS.

A saber:

Mientras los soldados K y las yeguas K preferimos que se le aumente el sueldo a los maestros y maestras para seguir avanzando en educación y desarraigar la ignorancia y el hambre de la abrumadora cantidad de pibes que terminan delinquiendo, los ciudadanos y ciudadanas con ideologías de derecha, prefieren que a los “negritos limpia-vidrio” y a las “mafias cuida-autos” se los meta preso para así poder aparcar su coche tranquilamente y sin obstáculos sucios a la hora de asistir a conciertos y partidos de fútbol.

Mientras los obsecuentes K y las ciegas cristinistas prefieren que el país pague la deuda con 17 mil millones de fondos de reserva que acumuló ÉSTE modelo de país, los patriotas revolucionarios de izquierda y las feministas anarco-comunitaristas prefieren que se frene el pago de la deuda por la ilegitimidad en algunas de sus contracciones, desconociendo así la enorme cantidad de fuerzas económico-políticas que están en juego y pretendiendo de este modo, dejar en jaque la economía de un país que viene en franco crecimiento después de una de las peores crisis capitalistas de la historia. Si, bienvenidos/as al país, sectores de “extrema” izquierda: vivimos en un sistema capitalista y mientras se intenta mejorar, no podemos auto-expulsarnos del mismo con decisiones tan poco inteligentes como no pagar la deuda. Sería como pedirle a Chávez que deje de venderle petróleo a EEUU de repente.
Por cierto, respecto a la deuda, los muchachos con el cerebro lavado por TN y las tilingas machistas, prefieren que la deuda se pague en base a: ajuste salarial, recorte de la inversión social y sometimiento del bolsillo ciudadano.

Mientras que los peronistas “new age” y las peronchas putarracas prefieren un Estado con poder de gobernabilidad y toma REAL de decisión, los señores y señoras “bien” prefieren que las empresas privadas sigan gobernando un país que es útil para unos pocos y perverso para muchos.

Al mismo tiempo que l@s que apoyamos este modelo preferimos un programa de televisión que se confiesa político, militante y a favor del gobierno (6-7-8 para l@s desprevenidos/as), los ciudadanos que ruegan por el consenso y las ciudadanas que insultan las ropas caras de Cristina, prefieren canales y diarios monopólicos que se jactan de una independencia inexistente y de una objetividad ridícula.

En momentos en donde los “negros” K y las chirusas kirchneristas queremos que la historia se desentierre por completo para así poder abrazar el presente sin sangre en nuestras manos, los fachos incurables y las amas de casa auto-sometidas prefieren amnistías a los represores y el famosísimo “mirar hacia adelante”.

Mientras algunos pobladores de esta Nación van por primera vez a La Plaza simple y humildemente a manifestarse de manera autoconvocada a favor de un gobierno que los representa, otros “luchadores izquierdosos” se jactan de sus balazos de goma en la espalda, de sus “yo estuve ahí cuando nadie se animaba”, compitiendo de manera casi infantil por demostrar quien es más “progre”.

Podría seguir enumerando comportamientos cívicos toda una vida, pero entonces no me alcanzarían las horas para hacerlo.

En un país viven ciudadanos y ciudadanas, que actúan en consecuencia de sus pensamientos e ideologías. Que deciden quienes van a ostentar el poder y que eligen involucrarse o no en los sectores desde donde se pueden generar cambios y acciones positivas y constructivas.

Es hora de que todas y todos nos hagamos cargo de que nunca existieron golpes militares. Fueron cívico-militares.
Es hora de que mucha gente que estaría en nuestra misma vereda, se deje de comparar con el “ciudadano común” colocándose en un escalón ideológico superior sin darse cuenta de que este gobierno es un paso para adelante y no un paso hacia atrás.

Es hora de que cada uno/a se haga cargo de lo que es.